Es evidente que recurrimos al masaje como una herramienta para aliviar tensiones y malestares.
Pero, ¿sabemos de verdad los efectos que produce específicamente en nuestro cuerpo?
El masaje actúa como un regulador del sistema nervioso y sus conexiones neuronales, disminuyendo los circuitos de estrés y fortaleciendo los relacionados con la calma. Este proceso favorece la activación del sistema parasimpático, el responsable de la relajación y el descanso, así como de la reparación de los tejidos.
Fisicamente identificamos su activación cuando la respiracion se torna lenta y profunda. Cuando comienzan los bostezos, nos lagrimean los ojos o sentimos mas cantidad de saliva en nuestra boca. Esto se llama relajación visceral generada por el famoso "nervio vago".
El masaje se convierte así en un momento de serenidad, bienestar y liberación. Durante este proceso, el cerebro comprende que no es necesario controlar ninguna situación, que no esta en alerta o en modo supervivencia, otorgándose el permiso de simplemente estar presente, disfrutar y ser cuidado.
A través del contacto seguro, la respiración profunda y la quietud corporal, enviamos al cerebro la señal de que es momento de descanso y restauración.
Pero, ¿sabemos de verdad los efectos que produce específicamente en nuestro cuerpo?
El masaje actúa como un regulador del sistema nervioso y sus conexiones neuronales, disminuyendo los circuitos de estrés y fortaleciendo los relacionados con la calma. Este proceso favorece la activación del sistema parasimpático, el responsable de la relajación y el descanso, así como de la reparación de los tejidos.
Fisicamente identificamos su activación cuando la respiracion se torna lenta y profunda. Cuando comienzan los bostezos, nos lagrimean los ojos o sentimos mas cantidad de saliva en nuestra boca. Esto se llama relajación visceral generada por el famoso "nervio vago".
El masaje se convierte así en un momento de serenidad, bienestar y liberación. Durante este proceso, el cerebro comprende que no es necesario controlar ninguna situación, que no esta en alerta o en modo supervivencia, otorgándose el permiso de simplemente estar presente, disfrutar y ser cuidado.
A través del contacto seguro, la respiración profunda y la quietud corporal, enviamos al cerebro la señal de que es momento de descanso y restauración.
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